El ratoncito Perez .
Os traemos nuevos cuentos infantiles y el de hoy es muy popular de los de toda la vida, el cuento infantil del Ratoncito Pérez .
Este cuento se usa por los padres para que los peques de la casa superen la ansiedad y el miedo que produce la pérdida de los dientes.
Durante el proceso de dentición los niños y niñas sufren pánico y problemas de ansiedad en muchas ocasiones. Contando el cuento del ratoncito Perez conseguiremos que esta delicada etapa la logren pasar de forma natural y sin preocupaciones, incluso con un punto de diversión e ilusión ya que la idea que hay que transmitir es que cuando al niño o a la niña se le cae un diente hay que dejarlo debajo de la almohada, entonces mientras el peque o la peque duerme vendrá nuestro querido amiguito y se llevará el diente, a cambio les dejará un bonito regalo.
Sin más, os dejamos una versión del cuento para leer y un vídeo del cuento infantil del Ratoncito Pérez para los que todavía no saben leer o están en una fase muy inicial en la lectura.
Leer cuento del «Ratoncito Pérez»:
Érase una vez un pequeño ratón que vivía en una agujero de un edificio de una ciudad cuyo nombre era Pepito Pérez. Quizá ese agujero no era el más grande y ostentoso pero era muy confortable y permitía conseguir alimento se manera fácil y sencilla puesto que estaba muy cerca una panadería, los restos de esta eran su mejor proveedor de comida ya que les proporcionaba a diario harina, restos de pan, bollos, etc.
Una mañana el pequeño ratoncito estaba en su casa descansando cuando escuchó mucho jaleo en el piso superior, subido por las cañerías con gran velocidad y descubrió algo asombroso: ¡Estaba todo lleno de extrañas máquinas!
La curiosidad le embargó y a la mañana siguiente subió para descubrir que sucedía, entonces vio que un dentista había puesto su consulta allí.
El subir a ver como trabajaba el dentista se convirtió en una rutina diaria como el que va al colegio, de hecho se pasaba horas y horas aprendiendo y estudiando la profesión de dentista, incluso tomaba algunos apuntes.
Pronto conoció muchas soluciones para calmar el dolor de muelas aplicando esos conocimientos a los miembros de su familia.
El pequeño pepito Pérez estaba empezando a ser un pequeño ratón dentista: Un día le limpiaba los dientes a mamá, le sanó un dolor de muelas a su querida hermanita utilizando medicamentos de la clínica. Sin darse cuento su fama corrió de boca en boca convirtiéndose en un prestigioso dentista del mundo de los ratones.
Sus grandes dotes solucionando problemas dentales se extendieron a todas las clases de ratones: ratones de campo, ratones elegantes de ciudad, ratones pequeños y ratones grandes.
¡Todo el mundo quería ir a la consulta de Pepito Pérez para aliviar sus dolores de muelas y otros problemas de dientes! ¡Era feliz!
Al paso de varias semanas surgió un problema, los ratones más ancianos no tenían dientes por lo que no podían comer como cuando eran más jóvenes almendras, avellanas o turrones… El ratoncito Pérez por más que pensaba no encontraba la solución a este grave problema en la sociedad de los ratones y las ratas.
Intento encontrar respuesta al serio problema de los ratones más longevos en la consulta del piso superior del edificio y un día vio como el odontólogo le ponía unos dientes artificiales a un anciano, pero también observó que esos dientes no eran naturales y además eran demasiado grandes, ¡eran enormes!
El ratoncito Pérez estaba algo decaido al ver que esos enormes dientes no le iban a servir pero antes de marcharse a casa entro un niño en la consulta, el motivo de su visita era que se le movía un diente de leche, así que quería que el doctor le quitara ese diente de leche para que le saliera otra más grande y fuerte lo antes posible.
En ese momento Pérez vio como le quitó el diente y luego se lo dio como recuerdo. «Eureka, tengo la solución, iré a la casa del pequeño humano y le compraré el diente» – se dijo Pérez.
Raudo y veloz siguió al niño hasta llegar a su casa pero tenían un gato gigante por lo que no pudo entrar y quedarse fuera.
Pensando fríamente decidió esperar al anochecer para acceder a la vivienda cuando todos estuvieran durmiendo.
Y así procedió, una vez todos dormían el ratoncito Pérez entro a la vivienda y se dispuso a buscar el diente.
«¿Dónde estará ese pequeño diente» – Se dijo, no hay forma de encontrarlo. Y no lo encontraba porque el niño lo había dejado debajo de su almohada.
Tras dar muchas vueltas por la casa el ratoncito Pérez iba a abandonar su búsqueda, pero finalmente, sentado en la cama del niño exhausto y agotado vio que algo sobresalía de la almohada.
¡Era el pequeño diente que estaba buscando durante horas!
Pérez cogió con mucho cuidado el diente y pensó que cuando el niño se despertara se iba a poner muy triste al no ver su diente, entonces le dejó una moneda.
Al despertar por la mañana, el pequeño niño vio el regalo que le dejó Pérez y se puso muy contento, era tanta su emoción que se lo contó a todos sus amigos en el colegio.
De esta forma y con esta fantástica idea el Ratoncito Pérez logró que los niños estuviesen muy contentos y felices a la vez que los ratones ancianos volvían a poder comer de nuevo las almendras, turrones, avellanas y otros alimentos que les encantaban.
Así, desde ese día, todo los niños cuando se les cae un diente de leche los dejan debajo de la almohada antes de dormir, entonces va el ratoncito Pérez y los recoge mientras están dormidos dejando a cambio un regalo o alguna moneda para poder comprar algo que les guste a las niñas o niños.
Fin
Ver video cuento de El Ratón Perez
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Fuente del cuento: Youtube
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