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Nuestro protagonista Pulgarcito vive toda clase a aventuras en este popular cuento infantil para niños

Leer cuento de Pulgarcito – Adaptación 2020 por Aprende Feliz .

Vamos a seguir aprendiendo a leer con nuestros fabulosos cuentos infantiles de toda la vida, hoy toca Leer el cuento de Pulgarcito en una adaptación hecha en el año 2020 por Aprende Feliz .

Autor:

Charles Perrault

Edades:

Recomendado a partir de los 4 años de edad.

Valores que enseña el cuento de Pulgarcito :

El popular cuento infantil de Pulgarcito nos enseña a conseguir nuestros objetivos, perseverar, ser audaces y valientes, mantener la esperanza, ser imaginativos e ingeniosos entre otras cosas que descubrirás en este famoso cuento para niños .


Comenzamos a leer el  cuento de Pulgarcito …

Érase una vez un pobre y mísero campesino que estaba una noche junto al aposento atizando la lumbre, mientras tanto su esposa cosía a su vera.

Empezamos a Leer cuento de Pulgarcito - Adaptación 2020 por Aprende Feliz
Empezamos a Leer cuento de Pulgarcito – Adaptación 2020 por Aprende Feliz

Dijo el marido: – ¡qué triste es no tener descendencia! ¡qué silencio tiene este hogar, mientras en otras viviendas todo es clamor y alegría! – Sí -afirmó su conyuge, suspirando-.

Aunque fuera solo uno y fuese pequeño como el dedo pulgar, me daría por realizada. Lo querríamos más que nuestra vida.

Nada más decir eso la esposa se sintió descompuesta.

Transcurridos siete meses trajo al mundo un pequeño bebé que, si adecuadamente tenía formada todas las partes de su cuerpo, no era más largo que un dedo pulgar.

Y dijeron los progenitores: – Es tal como lo habíamos deseado, y lo querremos con toda la felicidad del mundo.

En relación a su diminuto tamaño, le pusieron por nombre » Pulgarcito «.

 

Lo alimentaban lo mejor que podían pero el niño no crecía, el pequeño seguía tan diminuto como el dedo gordo de la mano.

De todos modos, su observación era avispada y vivaracha, y pronto mostró ser mucho más inteligente que el resto de los niños de su edad y altamente capaz de abordar cualquier cosa que emprendiera.

En un recorrido en que el leñador se disponía a realizar al carrascal a buscar leña, dijo para sí, hablando a media aullida: «¡si tuviese a alguien para llevarme el carro!». – ¡padre! -exclamó Pulgarcito-, yo te llevaré el carromato.

Cuando comiences la lectura del cuento de Pulgarcito para leer verás que no era demasiado grande

Puedes estar seguro; a la hora debida estará en el bosque. Se puso el hombre a reír, diciendo: – ¿cómo te las arreglarás? ¿no ves que eres demasiado pequeño para conducir las riendas? – No importa, padre.

Transitaré sólo montándome en la oreja del mulo y lo conduciré adonde tú quieras. «bueno -pensó el hombre-, no se perderá nada con probarlo».

Cuando sonó la hora pactada, la hermana enganchó el caballo y puso a Pulgarcito en la oreja del mulo. Y así iba el pequeño dando órdenes al animal: «¡arre! ¡soo! ¡tras!». Todo iba a pedir de boca, como si el pequeño hubiese sido un carretero durante decenas de años, y el carruaje tomó el camino del bosque.

Pero cuando al redoblar la esquina gritó el pequeño Pulgarcito: «¡arre, arre!», de pronto aparecieron dos forasteros.

– ¡toma! -exclamó uno-, ¿qué es esto? Ahí va un carro solo y su ocupante no se le ve por ninguna parte. – ¡aquí hay gato encerrado! -asintió el otro-.

-¡ Sigamos el carro y veamos adónde va !. dijo el otro forastero…

Pero el carruaje entró en el bosque, dirigiéndose en línea recta al sitio en que el padre estaba cortando leña.

Al verlo Pulgarcito, gritó: – ¡padre, aquí estoy, con el carro, bájame ya al suelo que no me caiga!

Entonces, su papá sujetó el trotón con habilidad , mientras tanto con la mano derecha extraía con audacia al hijo de la oreja del rocín, el cual se sentó sobre una insignificate hoja.

Los dos forasteros observaron a Pulgarcito, quedaron sigilosos de asombro, incluso que, al fin, llevando uno aparte al otro, le dijo: – Oye, esta minucia podría hacernos ganar una fortuna si lo exhibiésemos de pueblo en pueblo. Comprémoslo.

Dirigiéndose al leñador, dijeron: – Vendenos este diminuto niño, lo pasará bien con nosotros.

– No !!! -respondió el padre-, es el motivo que da luz a mi vida y no lo haría ni por todo el dinero del universo.

Pero Pulgarcito, que había escuchado la propuesta, se agarró a un pliegue de los calzones de su padre, se encaramó subiendo a lo alto de su hombro y le murmuró al oido: – Padre, déjame que vaya; ya volveré.

Entonces el leñador lo cedió a los hombres por una bonita cantidad de monedas.

– ¿dónde quieres sentarte? -le preguntaron. – Ponme en el ala de tu sombrero; podré pasearme por ella y contemplar el paisaje: inmediatamente tendré cuidado de no caerme.

Hicieron ellos lo que les pedía, y los forasteros partieron con él y anduvieron hasta caer la noche. Entonces dijo el pequeño: – Déjame bajar, lo necesito.

¡bah!, no te muevas -le replicó el hombre en cuyo sombrero viajaba el enanillo-. No quiero enfadarme; además los pajaritos sueltan algo de desechos desde lo alto, haz tu lo mismo si necesitas evacuar.

– No, no -protestó Pulgarcito-, yo soy un niño perfectamente educado; bajame, ¡deprisa!

El hombre se quitó el güito y depositó al pequeñuelo en un campo que se extendía al borde del camino.

Pulgarcito pegó unos brincos entre las piedras y, de pronto, desapareció en una pendiente que había estado buscando.

A continuación les dijo: ¡buenas noches mis dueños, pueden reanudar el camino sin mí! -les gritó desde su reducto, en tono de burla y sarcasmo.

Se abalanzaron hacia el campo apresuradamente y estuvieron hurgando en él con palos, sin embargo no lo encontraban; Pulgarcito se metía en pequeños hoyos fácilmente; y como la oscuridad no tardó en pasar, tuvieron de reemprender su camino enfurruñados y con las bolsas vacías.

Nuestro protagonista Pulgarcito vive toda clase a aventuras en este popular cuento infantil para niños

Cuando Pulgarcito estuvo totalmente seguro salió de su escondrijo. «eso de ir por el campo a oscuras es temerario -díjo-; al menor descuido te rompes la crisma».

Por fortuna dio con una concha de caracol vacía: «¡bendito sea Mesías! -exclamó-. Aquí puedo estar a la sombra seguro». Y se metió en ella.

Al poco rato, después de de dar cabezadas, escuchó que pasaban dos hombres.

Uno de ellos decía. – ¿cómo nos las arreglaremos para hacernos con el capital y la pasta del cura?

– Yo puedo decírtelo -gritó Pulgacito.

– ¿qué es esto? -preguntó, espantado, uno de los ladrones-. He oído susurrar a alguien.

Ambos incrédulos no paraban de buscar, y Pulgarcito prosiguió: -Llévenme con ustedes, yo los ayudaré.

– ¿dónde estás? – Busca por el pavimento, fíjate de dónde viene la gruñida -respondió.

Al fin lo descubrieron los ladrones y levantaron en el aire a Pulgarcito: – ¡infeliz germen! ¿tú pretendes ayudarnos?

– Mira -respondió él-. Me meteré entre los barrotes de la verja, entraré en el aposento del sacerdote, y les daré todo lo que quieran tener.

Los ladrones respondieron, » Nos parece correcto , ya veremos cómo te portas».

Llegaron hasta la casa del cura y Pulgarcito se deslizó internamente por la reja del cuarto, e, inmediatamente dentro, gritó con todas sus fuerzas: – ¿quieren robar todo lo que hay aquí?

Los rateros, asustados, dijeron: – ¡habla bajito, no vayas a despertar a alguien!

Mas Pulgarcito, como si no les hubiese escuchado, repitió a grito pelado: – ¿qué quieren? ¿van a robar todo lo que hay?

De repente, la cocinera se percató de sus gritos ya que ésta reposaba en una morada contigua, e, incorporándose de la cama, se puso a gritar despavorida.

Los ladrones, asustados, comenzaron a huir; aunque al cabo de un trozo recobraron ánimos, y pensando que aquel duende sólo quería gastarles una broma, retrocedieron y le dijeron: – Vamos, no juegues y entréganos algo del botín.

Entonces Pulgarcito se puso a vocear por tercera vez con toda el aire que podían desprender sus pequeños pulmones: – ¡se los daré todo en un santiamén; solamente tienen que acercar las manos!

La chica, que seguía al acecho, oyó con toda claridad sus hablas y, saltando de la piltra, fue de forma rápida a la batiente, ante lo cual los ladrones se asustaron y ocultaron como alma que  se lleva lucifer.

La criada, al no notar nada sospechoso, salió a tender una lona, y Pulgarcito aprovechó su momentánea ausencia para escabullirse al pajar sin ser visto por nadie.

Todavía con dudas, la asistenta exploró todos los parajes, volvió a la cama convencida de que había estado soñando despierta.

Pulgarcito trepó por los tallitos de heno y acabó por encontrar un buen lugar para dormir. Deseaba descansar hasta el alba y dirigirse hasta la casa de sus progenitores.

Pero aún le quedaban por superar muchas otras aventuras.

¡Nunca terminan las inquietudes y amarguras en este extraño mundo!

Al alba, la asistenta saltó de la piltra para sacar a pastar al ganado.

Entró en el pajar y tomó un brazado de hierba, justo la misma en la que el pequeño Pulgarcito estaba dormido profundamente.

Estaba tan dormido que no se dio cuenta de nada , no se despertó hasta encontrarse en la boca de la vaca, que lo había engullido con la hierba.

– ¡válgame el señor! -exclamó-. ¿cómo habré conseguido terminar en este molino?

Enseguida comprendió dónde se había metido. Ahora, la cuestión era estar atento para no meterse entre los dientes de la vaca y que lo convirtiera en puré.

Tras salvar los dientes del animal acabó por deslizarse con la hierba hasta el estómago. – entonces dijo -. » Aquí el sol no entra, ni encienden una lucecita tampoco «.

Detestaba estar allí y lo peor era que cada vez entraba más heno por la boca de la vaca, el tiempo corría en su contra.

Desesperado y rezando de orillas, se puso a vociferar con todas sus energías: – ¡basta de forraje, basta de forraje!

La criada, que estaba ordeñando la ternera, escuchó murmurar sin contemplar a nadie y observando que la voz provenía del propio animal se espantó tanto que cayó de su asiento y se dió un castañazo monumental.

Corrió hacia el sacerdote y le dijo, trastornada: – ¡santo Todopoderoso, caballero párroco, la ternera ha formulado palabras como si fuera un ser humano!

– ¿estás loca? -respondió el padre prior.

Sin embargo, con todo, bajó al establo para ver qué ocurría.

Los ladrones intentan robar al cura y Pulgarcito termina en el estómago de una vaca
Los ladrones intentan robar al cura y Pulgarcito termina en el estómago de una vaca

Apenas se puso junto al animal, Pulgarcito volvió a gritar: – ¡basta de forraje, basta de forraje!

La primera impresión del cura, que estaba estupefacto, era que algún mal espíritu se había introducido en la vaquilla, y ordenó su sacrifio de inmediato.

Así lo hicieron; no obstante el estómago, en el que se hallaba encerrado Pulgarcito, fue arrojado al estercolero.

Allí trató el pequeñín de salir … Lucho y lucho… Le costó mucho, pero al final logró alcanzar la ansiada salida.

Justo cuando se disponía a salir apareció otra nueva desdicha, un lobo que deambulaba por allí vio la tripa de la vaca y como si fuera un suculento manjar se tragó el abdomen de un bocado.

Pulgarcito no se desanimó. «igual, si tengo por fin suerte… puede que me entienda con el lobo», pensó.

Desde su barriga, le dijo: – Amigo lobo, conozco un gran sitio donde podrás comer a voluntad.

– ¿dónde está? -preguntó el lobo.

A lo que respondió Pulgarcito, haciendo uso de ingenio : » Conozco un establo y almacén de alimentos de fácil acceso» .

Pasarás fácilmente por un hueco de la puerta y allí encontrarás bollos, carne y embutidos para darte un empalago épico -.

Sin embargo, el inteligente de Pulgarcito le dio la localización de la morada de sus padres.

El lobo no se lo hizo recalcar; se escurrió por la puerta, y, entrando en la provisión, se hinchó hasta el hartarse de alimentos.

Ya harto, quiso marcharse; pero había comido tanto, que no podía salir por el camino que entró.

El plan Pulgarcito estaba teniendo por fin el efecto deseado.

Desde el interior del vientre del lobo, se puso a gritar y vociferar con todo el brío de sus pulmones.

– ¡cállate! -le decía el lobo-. Vas a despertar a los dueños de la casa.

– ¡y qué! -replicó el pequeñuelo-. Tú te has saciado hasta que has querido, ahora me toca a mí divertirme -y prosiguió con el escándalo.

Debido a la manera de vociferar sus padres despertaron corriendo de forma rápida hacia la despensa.

En ese preciso momento vieron que dentro había un lobo atrapado, el hombre regresó a la casa a coger un hacha, mientras que su esposa cogió una hoz. – Quédate tú detrás -dijo el hombre al entrar en el cuarto-.

Pulgarcito logra engañar al lobo mediante su ingenio para intentar alcanzar su objetivo de volver a casa
Pulgarcito logra engañar al lobo mediante su ingenio para intentar alcanzar su objetivo de volver a casa

– «Yo le pegaré un corte, y si no lo mato, entonces le abres tú la barriga con la hoz». – dijo el hombre -.

Pulgarcito oyó la voz de su padre y gritó: – Padre mío, estoy aquí, en la tripa del lobo.

De seguido exclamó entonces su padre contento y repleto de felicidad: – ¡alabado sea el Creador, ha sobrevivido nuestro pequeño!

A continuación ordenó a su esposa que dejase la hoz, para no herir a Pulgarcito. Levantando el brazo, asestó un golpe tal en la cabeza de la fiera, que ésta se desplomó, muriendo in situ.

Fueron rápidamente a la vivienda a encontrar el puñal y las tijeras, con el fin de abrir la barriga del animal .

Una vez abrieron el estómago del lobo sacaron de ella a su hijito.

– ¡ay! -exclamó el padre-, ¡cuánta angustia nos has hecho pasar!

– Sí, padre, he vivido mucho mundo; por fortuna vuelvo a respirar el aire puro.

A lo que el padre preguntó – ¿y dónde estuviste?

– ¡ay, papá! Estuve durmiendo en una madriguera en el campo, en el vientre de una becerra y ahora en la barriga de un lobo. Pero desde ahora me quedaré con ustedes.

Los padres le dijeron con todo el cariño del mundo mientras lo acariciaban y besaban :

«Nosotros no volveremos a venderte ni por todo el oro del mundo»

Seguidamente le ofrecieron de beber y le dieron los mejores alimentos que disponían en la casa, lo vistieron con ropas nuevas… ya que la vestimenta que llevaba se habían estropeado durante sus correrías.

Final Feliz, Colorín colorado, este cuento para leer de Pulgarcito de ha acabado
Final Feliz, Colorín colorado, este cuento para leer de Pulgarcito de ha acabado

FIN


Esperamos que te haya encantado el cuento de » Pulgarcito » en esta versión para leer.

Recuerda leer a diario, es fantástico para ejercitar la mente y aprender mucho vocabulario. La lectura diaria refuerza nuestros conocimientos y nuestra salud mental.

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Fuente del cuento: Google

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