Caperucita Roja – Cuentos clásicos para leer

Caperucita Roja – Cuentos clásicos para leer .

Para que sigáis reforzando vuestra lectura y aprender más vocabulario hoy os traemos el cuento de Caperucita Roja que se en encuentra dentro de la categoría de Cuentos clásicos para leer.

Comenzamos con el cuento de Caperucita Roja…

Erase  una vez una hermosa niña. Su mamá le había hecho una capa roja y como siempre la llevaba puesta, al final todo el mundo la llamaba Caperucita Roja.

Una mañana, su mamá le pidió un favor, el favor era llevarle unos deliciosos pasteles a su abuela que vivía al otro lado del bosque.

Pero antes su mamá le recomendó que no debía entretenerse por el camino por los grandes peligros que entramaba estar en el bosque, por todos los lugareños era conocido que había un malvado lobo acechando.

Muy dispuesta a ayudar Caperucita Roja recogió la cesta con los ricos pasteles y se puso en camino.

La chica tenía que atravesar el peligroso bosque para llegar a casa de la Abuelita, aunque a ella no le daba miedo porque allí siempre se encontraba con muchos amigos: los pájaros, las ardillas…

De repente vio al lobo, que era enorme, delante de ella.

– ¿A dónde vas, niña? – le preguntó el lobo con su voz ronca.

– A casa de mi Abuelita – le dijo Caperucita.

– No está lejos – pensó el lobo para sí, dándose media vuelta.

Caperucita puso su cesta en la hierba y se entretuvo cogiendo flores: – El lobo se ha ido -pensó-, no tengo nada que temer. La abuela se pondrá muy contenta cuando le lleve un hermoso ramo de flores además de los pasteles.

Mientras tanto, el lobo se fue a casa de la Abuelita, llamó suavemente a la puerta y la anciana le abrió pensando que era Caperucita. Un cazador que pasaba por allí había observado la llegada del lobo.

El lobo devoró a la Abuelita y se puso el gorro rosa de la desdichada, se metió en la cama y cerró los ojos.

No tuvo que esperar mucho, pues Caperucita Roja llegó enseguida, toda contenta.

La niña se acercó a la cama y vio que su abuela estaba muy cambiada.

– Abuelita, abuelita, ¡qué ojos más grandes tienes!

– Son para verte mejor – dijo el lobo tratando de imitar la voz de la abuela.

– Abuelita, abuelita, ¡qué orejas más grandes tienes!

– Son para oírte mejor – siguió diciendo el lobo.

– Abuelita, abuelita, ¡qué dientes más grandes tienes!

– Son para…¡comerte mejoooor! – y diciendo esto, el lobo malvado se abalanzó sobre la niñita y la devoró, lo mismo que había hecho con la abuelita.

Mientras tanto, el cazador se había quedado preocupado y creyendo adivinar las malas intenciones del lobo, decidió echar un vistazo a ver si todo iba bien en la casa de la Abuelita.

Pidió ayuda a un serrador y los dos juntos llegaron al lugar.

Vieron la puerta de la casa abierta y al lobo tumbado en la cama, dormido de tan harto que estaba.

El cazador sacó su cuchillo y rajó el vientre del lobo. La Abuelita y Caperucita estaban allí, ¡vivas!.

Para castigar al lobo malo, el cazador le llenó el vientre de piedras y luego lo volvió a cerrar.

Cuando el lobo despertó de su pesado sueño, sintió muchísima sed y se dirigió a un estanque próximo para beber. Como las piedras pesaban mucho, cayó en el estanque de cabeza y se ahogó.

En cuanto a Caperucita y su abuela, no sufrieron más que un gran susto, pero Caperucita Roja había aprendido la lección.

Caperucita Roja prometió a su Abuelita no hablar con ningún desconocido que se encontrara en el camino. De ahora en adelante, seguiría las juiciosas recomendaciones de su Abuelita y de su Mamá.

FIN

Esperamos que te haya encantado el cuento de » Caperucita Roja «

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Fuente del cuento: Google